Actualmente el constante tránsito de camiones de servicio mediano y pesando han mostrado impactos negativos sobre el medio ambiente y la salud del ser humano a nivel mundial. Esto, en tanto que los camiones emiten contaminantes peligrosos como, gases de efecto invernadero; óxidos de nitrógeno, causante de más de 100.000 muertes anuales; y materia particulada u hollín (cerca del 4% del total de partículas es emitida por camiones de carga), los cuales son asociados con cáncer, ataques cardiacos, problemas cerebrovasculares, enfermedades cardio-respiratorias, entre otras afectaciones a la salud general.
Lo anterior se establece como una serie de tópicos de especial atención, especialmente en un mundo como el actual que busca generar un impacto ambiental positivo y un mantenimiento de la vida sostenible y perdurable en el tiempo. Por tanto, los vehículos de emisiones cero se convierten en una gran alternativa debido a que tienen la capacidad de disminuir la emisión de los contaminantes antes mencionados y así mitigar los daños en el ambiente y en la salud derivados de ellos.
Recordemos que los camiones de carga aportan cerca del 40% de las emisiones de carbono, y su actividad, se proyecta que seguirá creciendo. Así, las tecnologías de propulsión eléctrica, serán esenciales para descarbonizar el sector de servicio pesado y aportar con los objetivos de estabilización del clima. Debe tenerse en cuenta que, mientras las tecnologías diésel potenciales más eficientes pueden reducir las emisiones de carbono en aproximadamente un 40%, las tecnologías de propulsión eléctrica alimentadas por fuentes renovables pueden lograr una reducción de más del 80% en las emisiones del ciclo de vida del combustible.
Por esto, múltiples fabricantes han decidido invertir en camiones eléctricos, entre los que se encuentran, Cummins, la cual anunció una plataforma eléctrica (AEOS) que comenzó a tener lugar en 2010 con vehículos de reparto, autobuses, y camiones de servicio de acarreo; Daimler, que lanzó una flota de camiones de reparto urbano en la ciudad de Nueva York; Navistar y Volkswagen los cuales pretenden en 2020 introducir un camión eléctrico de servicio mediano en los Estados Unidos; New Flyer, BYD y Proterra, a su vez pretenden tener presencia con autobuses de cero emisiones en ciudades importantes, incluida Los Ángeles; y Tesla, la cual producirá para 2019 un camión de clase 8 con un alcance de 500 millas por carga de batería (Enviromental defense fund, 2017).
Ahora, es importante mencionar que el gobierno tiene un papel trascendental en que dicha transición a energías limpias realmente se dé. Así, en Estados Unidos el programa U.S. Clean Trucks, consolidado en 2016 por la Administración de Obama, instituye estándares de protección a largo plazo, en donde se estableció entre otras cosas una reducción de más de mil millones de toneladas de emisiones de carbono. (Enviromental defense fund, 2017). Sin embargo, a pesar de que exista ese programa, los esfuerzos deben ser mayores y entre ellos debe encontrarse el reingreso al Acuerdo de París, sobre el control de emisiones.
Debe tenerse en cuenta que hoy en día el tránsito a las energías limpias no resulta difícil, ni excesivamente costoso. Diversas compañías le apuestan al desarrollo de dichas tecnologías, lo que por sus características intrínsecas se convertirán en un ahorro futuro. No obstante dichos esfuerzos por la empresa privada deben unirse con iniciativas gubernamentales que adapten la infraestructura de movilidad a las nuevas tecnologías.
“Las diferentes tecnologías de propulsión eléctrica son adecuadas para diferentes segmentos de vehículos pesados, pero se necesitarían inversiones masivas en infraestructura. Los avances en los paquetes de baterías y otros componentes eléctricos permitirán que camionetas comerciales urbanas de distancias más cortas se conviertan en enchufes eléctricos, similares a los automóviles. Los vehículos eléctricos con batería con carga en la catenaria o en la carretera pueden permitir el transporte de mercancías sin emisiones eléctricas en los pasillos de mercancías muy transitados. La tecnología de celda de combustible de hidrógeno podría ser especialmente importante para los ciclos de trabajo de larga distancia. Estas tecnologías tienen cada una barreras formidables y requerirán inversiones de infraestructura extensas y sostenidas por parte del gobierno y la industria (por ejemplo, transmisión aérea, carga en la carretera, estaciones de reabastecimiento de hidrógeno)."
A modo de conclusión, nuevos tiempos para el transporte de carga se ven cuando se habla del tránsito a energías limpias. Es necesario un trabajo integral de la industria automotriz, de los propietarios de las flotas de vehículos de transporte pesado, así como del gobierno para que haya una migración gradual y sin traumatismos, ya sea por falta de tecnología o infraestructura en dicho sector.